Prostitución masculina, una profesión de la que casi nadie habla

Prostitución masculina, una profesión de la que casi nadie habla

La prostitución es conocida como el trabajo más antiguo del mundo, y es que parece que siempre ha habido hombres con necesidades sexuales que solo las profesionales podrían cubrir… y mujeres con una capacidad de satisfacción enorme, capaces de adaptarse a lo que cada cliente necesitara. Desde siempre, la prostitución se ha relacionado con las mujeres, porque era una forma más de conseguir favores sexuales, en este caso a cambio de dinero. Pero también ha habido muchos hombres que se han dedicado a este menester, tanto heterosexuales como homosexuales. Sin embargo, parecen haber sido silenciados por las propias instituciones encargadas de velar por la protección de estas trabajadores, e incluso por los colectivos que afirman preocuparse por la situación de este sector.

Es como si, para las estadísticas, no hubiera hombres que se dedican a prostituirse. Pero los hay, y lo podemos comprobar simplemente buscando en Internet, el lugar donde la mayoría de ellos ofrecen sus servicios. Es una realidad que algunos tratan de apartar o de ocultar, pero que está ahí, de la misma forma que la prostitución femenina, aunque en un número menor de afectados, claro está. En el resto de conceptos, las diferencias son muy pequeñas, y estos chicos también suelen verse obligados a prostituirse, normalmente por necesidades económicas. Nosotros hemos querido ahondar un poco más en un tema del que nadie quiere hablar, para traer más información sobre la situación de la prostitución masculina.

Cómo funciona el mundo de la prostitución masculina

Actualmente, se calcula que más de 10.000 hombres se prostituyen en nuestro país. La gran mayoría de ellos lo hace a través de Internet, colocando sus anuncios, muchas veces de forma anónima, en diferentes plataformas en las que podemos encontrar también prostitutas femeninas. Los chicos tienen dos frentes abiertos, el del sexo gay y el del sexo hetero. Muchos trabajar con clientes masculinos, aunque afirman no tener ese tipo de tendencia sexual. Lo que buscan es simplemente ganar algo de dinero, y si es así como lo consiguen, la fórmula estará clara. Se suelen dar encuentros en apartamentos privados o incluso hoteles, llamando menos la atención que la prostitución femenina, ya que la gente parece no estar nunca atenta a que el chico pueda ser el chapeo.

Muy pocos hombres la ejercen por voluntad propia

Como ocurre en el mundo de la prostitución femenina, la mayoría de estos chicos que se dedican al sexo profesional lo hacen por pura necesidad. Muchos de ellos vienen de hogares complicados, de situaciones familiares difíciles, en las que no han podido disfrutar de dinero suficiente para subsistir. También  hay quien busca simplemente algo más de dinero para pagar sus caprichos o sus adicciones, como ocurre igualmente en la prostitución femenina. Las diferencias son muy pocas, como hemos dicho anteriormente, y son pocos los que la ejercen como un trabajo elegido por ellos mismos. La mayoría se ven abocados a esta última solución desesperada y eso hace que tampoco cuenten ni con una estabilidad laboral ni económica, porque dependerá de cómo vaya el negocio cada semana.

¿Hay mafias en la prostitución masculina?

Una de las pocas diferencias importantes entre la prostitución masculina y la femenina es que en la segunda sí que hay una ingente cantidad de chicas que son utilizadas casi como esclavas sexuales. La trata sexual está muy expandida en el sector del sexo profesional femenino, porque la demanda, evidentemente, también es mayor. Los explotadores sexuales buscan conseguir el máximo beneficio y suelen engañar a las chicas para traerlas a otros países, donde las utilizan como esclavas sexuales y apenas les dan comida y cobijo, quedándose con todos sus beneficios. La trata de hombres para fines sexuales apenas existe, aunque es cierto que en los últimos tiempos los expertos están poniendo especial atención en el tráfico de menores de países subdesarrollados, ya que en algunos casos pueden acabar metidos dentro de este sector, como última alternativa u obligados por sus captores.

Prostitución masculina en España

La mayoría de los chicos que se dedican a la prostitución en nuestro país lo hacen por mera obligación, por necesidad de dinero. Hay un porcentaje amplio de españoles, sobre todo gente de familia humilde que ha tenido que salir adelante buscándose la vida como podía, pero también hay muchísimos prostitutos extranjeros en nuestro país. De hecho, algunos estudios, realizados en la década pasada, aludían a un incremento en el número de inmigrantes ilegales que terminan trabajando como profesionales del sexo en nuestro país, por apenas unos euros por servicio. A pesar de todo esto, la prostitución masculina sigue invisibilizada en nuestro país, y es necesario atreverse a dar el paso para reconocer que el problema, como ocurre con las mujeres, también existe y hay que buscar soluciones para atajarlo.

Prostitución masculina en Marruecos

La situación reflejada en nuestro país cambia un poco cuando nos vamos a Marruecos, un lugar muy cercano en lo geográfico pero que todavía está muy lejos de llegar al nivel adquisitivo y de vida que hay en Europa. Los chicos jóvenes que no se vienen al viejo Continente y se quedan allí tienen que buscarse la vida como pueden, y en muchas ocasiones terminan convertidos en profesionales del sexo, sobre todo gay. Es algo que está terminantemente prohibido pero que se da casi en todas las ciudades. La situación ha llegado a tal punto que en algunos lugares, como Tánger, se conocen hoteles y barrios donde no es complicado encontrar a un chico joven al que pagar unos pocos euros por un servicio completo. En Marruecos, la situación está más complicada si cabe que en España, y muchas mafias también se aprovechan de ello.

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