El origen del sexo según John Long

El origen del sexo según John Long

El sexo lleva siendo un tabú demasiado tiempo, aunque está claro que las cosas están cambiando en las últimas décadas. La función reproductiva del acto sexual ya no es la principal para el ser humano, que gracias sobre todo a los métodos anticonceptivos ha podido disfrutar del placer que otorga la copula sin tener que buscarle un fin reproductivo, es decir, sin necesidad de traer descendencia al mundo. Por supuesto, el ser humano no es el único animal que disfruta de encuentros sexuales solo por placer, ya que son muchos los mamíferos que también lo hacen así, aunque las consecuencias en estos casos sí que pueden traer aparejados nuevos nacimientos. Se habla de sexo, de cópula y de placer sexual, pero pocos se han preguntado alguna vez cuál es el verdadero origen de esta práctica, que se remonta a nuestros antepasados más antiguos.

Hace años, un grupo de paleontólogos logró encontrar la primera prueba fehaciente de una especie vertebrada que copulaba a la manera en la que los mamíferos lo hacemos, con órganos sexuales masculinos y femeninos que se “conectan” para que el macho fecundice a la hembra con su esperma. Y lo más sorprendente de todo es que el animal es una especie de pez acorazado que vivía en los mares del norte del planeta hace casi 400 millones de años. ¿Cómo han podido llegar a ese descubrimiento en la actualidad? En este artículo te vamos a contar todo el periplo que el equipo de la Universidad de Flinders, en Australia, tuvo que realizar para dar con el fósil concreto en el que pudieron basar su teoría. Puede parecer algo menor, e incluso provocar algunas risas, pero es el descubrimiento más importante en el campo de la reproducción sexual en mucho tiempo, puesto que nos habla del auténtico origen primigenio del sexo.

Los estudios de John Long

El paleontólogo John A. Long es una de esas personas “anónimas” que en realidad han aportado un gran conocimiento a nuestro mundo gracias a los descubrimientos que ha realizado en su área de estudio, en este caso, los fósiles más antiguos encontrados, especialmente los de peces y criaturas marinas. Long es un reputado paleontólogo con decenas de artículos publicados en revistas de la máxima importancia, así como muchos libros sobre ciencia y paleontología que han obtenido también una gran popularidad. Sin embargo, su momento de fama llegó en el año 2014, cuando plasmó en un artículo de la revista Nature el descubrimiento del primer animal que llevaba a cabo la cópula, después de estudiar un fósil que se encontraba en Estonia, pero había sido encontrado en los lagos de Escocia tiempo atrás.

La copulación nace hace 385 millones de años

Cuando hablamos del animal más antiguo en copular nos referimos a un pez acorazado de ocho centímetros llamado Microbrachius dicki, que vivió en los mares del norte de Europa hace 385 millones de años, al final del periodo Silúrico y durante todo el periodo Devónico, cuando ningún ser animal había pisado todavía la tierra, y todos se mantenían en el mar. El desarrollo de los primeros anfibios coincide con el momento de vida de esa especie de peces, incluida dentro de los placodermos, que como veremos a continuación tenían la peculiaridad de haber evolucionado de una manera diferente a las demás especies. Mientras los otros peces solían llevar a cabo la fecundación a través de la expulsión de huevos y esperma, como siguen haciendo hoy en día muchas especies, los placodermos macho penetraban a las hembras para llegar directamente a sus órganos sexuales.

El papel de los placodermos

Se conoce como placodermos a una especie extinta de peces primitivos que vivieron en los mares hace unos 400 millones de años. Fueron los primeros vertebrados en poseer mandíbulas, y también contaban con placas acorazadas que les protegían de los depredadores. Son considerados también los primeros vertebrados vivíparos, al menos de los que se tiene constancia, ya que la hembra de varias especies de estos animales llevaba a sus crías en el interior durante la fecundación, en lugar de dejar los huevos fuera de su cuerpo, como ocurría con otras muchas especies. Gracias al descubrimiento del Microbrachius dicki se corroboró la teoría, ideada por el propio profesor John Long, de que estos animales se reproducían a través de la cópula.

Para ello utilizarían una especie de aleta pélvica que se adaptaba a un hueco óseo ubicado en la parte posterior del cuerpo de las hembras, donde se fecundarían posteriormente los huevos de los nuevos peces. Para conseguir un mejor agarre, algunos miembros de esta especie desarrollaron aletas o brazos laterales que les permitían agarrar el cuerpo de la hembra durante la cópula. El hallazgo de los peces macho de esta especie en Escocia vino a corroborar la idea de que son el primer organismo vertebrado que se reproducía sexualmente de esa forma, millones de años antes de que nuestros primeros antepasados siquiera estuvieran sobre el planeta. Sin embargo, como veremos ahora, es probable que la historia del Microbrachius dicki y su apéndice sexual en forma de L sea una simple anécdota dentro del mundo animal.

Evolución del sexo hasta nuestros días

Como sabemos hoy en día, gracias a los estudios iniciados por gente como Charles Darwin, la evolución ha trabajado desde el inicio de la vida en el planeta para habituar a los organismos de la mejor manera posible a su entorno, a través del desarrollo de la fuerza, la inteligencia y las distintas capacidades que permitían su subsistencia. La evolución sexual también es tremendamente interesante puesto que está relacionada con el mismo entorno en el que se desarrolla la vida de una especie. Por eso hoy por hoy sigue habiendo diferencias tan importantes entre la forma de fecundar y concebir de los animales en tierra, en agua e incluso en aire.

Cuando los primeros vertebrados llegaron a tierra y fueron evolucionando, el grupo de los mamíferos se hizo poco a poco con la supremacía frente a los ovíparos. Los primeros mamíferos no aparecieron hasta hace unos 100 millones de años, y eran la evolución de pequeños reptiles ovíparos. La propia evolución entendió que tener huevos en tierra firme tal vez no sería la mejor forma de criarlos, y la fecundación de animales cada vez más grandes se llevaba a cabo a través de la propia cópula, como en el caso de los peces acorazados que hemos visto. De aquellos primeros reptiles se fue evolucionando hasta llegar a los simios, nuestros primeros antepasados, que ya copulaban de esta forma hace millones de años, algo que ha cambiado poco desde entonces hasta nuestros días, al menos en lo básico…

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